"Vaso vacío o lleno"
Hoy les quiero hablar de un tema que titularé: “El Proceso del Manejo de los Vacíos” o que también pudiera ser de los “Llenos”. Lo que quiero decir, es que podemos hablar, por ejemplo de un vaso vacío o un vaso lleno. Pero ese vaso no es para líquidos, sino para mostrar diferentes niveles de necesidad del otro. Cuando el vaso está vacío es que necesitamos mucho del otro y cuando está lleno, es que estamos llenos del otro.
Es como por ejemplo esa frase que dice: “Un vaso medio vacío o medio lleno”. Estamos hablando de cómo vemos la vida, y qué Actitud tenemos ante ella. El vaso al que yo me referiré nos habla de la necesidad que tenemos de una persona, de cómo la extrañamos cuando no la vemos y cómo podemos estar hartos de ella o de él, cuando pasamos “demasiado” tiempo juntos.
Pero cada quién contamos con un tiempo muy personal de llenar o vaciar ese vaso. Voy a ejemplificarlo con una relación de novios adolescentes. Cada quién tiene una necesidad diferente de estar con el otro, pero en este caso, es posible que ambos mantengan similares tiempos y necesidades. Se hablan por teléfono para ver cómo amanecieron, se ven en un punto para irse juntos a la escuela, en cada descanso o recreo están juntos. A la salida nuevamente se van juntos, y es probable que hagan la tarea en la casa de ella y sólo hasta que la “suegrita” lo corra porque ya es muy tarde, el novio estará ahí. Pero al llegar a su casa, el novio le llamará por teléfono diciéndole que la “extraña”. Se pasaran horas hablando de tonterías, hasta que muy entrada la madrugada, los “tortolitos” se despedirán, con un interminable “hasta mañana mi amor”. Y así, hasta que el “tiempo del enamoramiento” termine y empiece a cambiarlos.
El éxito o el fracaso de una relación, es que de alguna manera, ambos mantengan similares tiempos de llenar o vaciar sus vasos, o que les quede claro esta diferencia y la toleren. Claro que esto no es simplemente un “querer hacerlo”, no, es algo, llamémoslo “Químico”. Es como por ejemplo decir: “En esta relación sí hay química, y en otra no la hay”.
A diferencia de los “noviecitos” existen relaciones con diferentes tiempos. Por ejemplo una pareja adulta, muy rutinaria, que se ven todos los sábado para comer y hacer el amor y como a las 8 de la noche él se va a su casa y el encuentro termina. Ambos vasos quedan llenos. Pero el vaso de él se vacía más lento que el de ella, o sea que ella lo va a necesitar antes que él. Si ella lo llamara por ejemplo, el Domingo, es probable que él no le conteste, porque todavía esta cargado de ella en un noventa y tantos por ciento y todavía no siente la necesidad de estar con ella, en ese caso tendría que pasar una semana.
¿Si me explico? Una cosa es quererse y otra necesitarse y extrañarse. Esto no quiere decir que ella lo quiera más, sino que sus tiempos de necesitarse y de volverse a ver son distintos. Al estar la pareja juntos, ambos vasos se llenan. Están llenos del otro, cada uno tiene su tiempo de vaciarse, de volverse a necesitar. Estarán pensando, y qué con las parejas que viven juntos y hasta trabajan juntos. Pues… ¿qué quieren que les diga? Ni modo, se amuelan. No, ya en serio, cada persona nos llena de diferente manera. Nadie nos puede dar “todo” lo que necesitamos. Una nos dará más amor que otra. Otra más paz, más diversión y entretenimiento, más placer.
O sea que no es sano hablar de una relación “muégano” Pegados todo el tiempo, juntos para todo. Es necesario también buscar nuestro “propio espacio”. Respetar nuestra individualidad y la del otro. Nadie puede pertenecernos, las personas no somos objetos de propiedad, estamos hechos para compartir, no para usarnos.
Cada vez vemos más parejas adultas durmiendo en camas separadas, cuartos separados, casas separadas. Hoy en día aumenta el número de divorcios. Esta situación del compartir con la pareja no es fácil. Imagínense decirle a la esposa: “…como todavía sigo muy lleno de ti, nos vemos hasta mañana”. Hay que aprender a convivir con la pareja, saber sus diferencias por género y darse cuenta de este vaciado y llenado de sus vasos.
Otros ejemplos pueden ser cuando tenemos mucha sed, el vaso que nos la va a quitar en mayor proporción será el primero, el segundo bajará, así hasta llegar a uno, que no sólo no nos cause placer, sino nos deje una sensación de desagrado. Esto nos lleva a buscar relaciones de calidad, en donde verdaderamente necesitemos a esa persona porque nuestro nivel está alto y el de ella también. No quiero decir con esto que la primera esposa es de calidad y las demás no, sino que es importante buscar nuestros momentos de calidad en ambos.
Pareciera ser que las parejas necesitamos ser iguales, o por lo menos parecidos para que funcionemos cordialmente. Ellas nos reclaman porque nos dicen más veces que nos aman y nosotros a veces, o casi siempre, utilizamos otros mecanismos para decir nuestras querencias. Otro ejemplo es cuando buscamos, en las relaciones sexuales, que nuestros orgasmos sean al mismo tiempo. No tiene que ser así, es más saludable el compartir nuestras diferencias y con ello enriquecemos la relación.
Observamos que es más fácil ser animal que ser humano, porque ellos traen un “chip” integrado a su conducta y forma de ser, hacen lo que tienen que hacer, nunca verán a un chimpancé creerse jirafa, por ejemplo, ni tampoco acudirán al psicólogo para resolver su situación. En cambio nosotros, a pesar de que también poseemos algún tipo de “chip”, somos extremadamente complicados, o más bien, nos hacemos más complicados.
Yo creo que a los seres humanos nos hace mucha falta contar con una guía, con una orientación o preparación para enfrentar nuestras diferentes etapas en la vida. Creemos que las cosas se dan en automático, que las vamos aprendiendo sobre la marcha, al “ahí se va”. No, los resultados serían muy diferentes si la gente estuviera más preparada, porque esta preparación nos da conciencia.
En fin, como ustedes ven, esto del vaso vacío o lleno es un tema interesante que nos puede ayudar en nuestra relación a comprender nuestras diferencias, por hoy es todo, hasta la próxima.
Es como por ejemplo esa frase que dice: “Un vaso medio vacío o medio lleno”. Estamos hablando de cómo vemos la vida, y qué Actitud tenemos ante ella. El vaso al que yo me referiré nos habla de la necesidad que tenemos de una persona, de cómo la extrañamos cuando no la vemos y cómo podemos estar hartos de ella o de él, cuando pasamos “demasiado” tiempo juntos.
Pero cada quién contamos con un tiempo muy personal de llenar o vaciar ese vaso. Voy a ejemplificarlo con una relación de novios adolescentes. Cada quién tiene una necesidad diferente de estar con el otro, pero en este caso, es posible que ambos mantengan similares tiempos y necesidades. Se hablan por teléfono para ver cómo amanecieron, se ven en un punto para irse juntos a la escuela, en cada descanso o recreo están juntos. A la salida nuevamente se van juntos, y es probable que hagan la tarea en la casa de ella y sólo hasta que la “suegrita” lo corra porque ya es muy tarde, el novio estará ahí. Pero al llegar a su casa, el novio le llamará por teléfono diciéndole que la “extraña”. Se pasaran horas hablando de tonterías, hasta que muy entrada la madrugada, los “tortolitos” se despedirán, con un interminable “hasta mañana mi amor”. Y así, hasta que el “tiempo del enamoramiento” termine y empiece a cambiarlos.
El éxito o el fracaso de una relación, es que de alguna manera, ambos mantengan similares tiempos de llenar o vaciar sus vasos, o que les quede claro esta diferencia y la toleren. Claro que esto no es simplemente un “querer hacerlo”, no, es algo, llamémoslo “Químico”. Es como por ejemplo decir: “En esta relación sí hay química, y en otra no la hay”.
A diferencia de los “noviecitos” existen relaciones con diferentes tiempos. Por ejemplo una pareja adulta, muy rutinaria, que se ven todos los sábado para comer y hacer el amor y como a las 8 de la noche él se va a su casa y el encuentro termina. Ambos vasos quedan llenos. Pero el vaso de él se vacía más lento que el de ella, o sea que ella lo va a necesitar antes que él. Si ella lo llamara por ejemplo, el Domingo, es probable que él no le conteste, porque todavía esta cargado de ella en un noventa y tantos por ciento y todavía no siente la necesidad de estar con ella, en ese caso tendría que pasar una semana.
¿Si me explico? Una cosa es quererse y otra necesitarse y extrañarse. Esto no quiere decir que ella lo quiera más, sino que sus tiempos de necesitarse y de volverse a ver son distintos. Al estar la pareja juntos, ambos vasos se llenan. Están llenos del otro, cada uno tiene su tiempo de vaciarse, de volverse a necesitar. Estarán pensando, y qué con las parejas que viven juntos y hasta trabajan juntos. Pues… ¿qué quieren que les diga? Ni modo, se amuelan. No, ya en serio, cada persona nos llena de diferente manera. Nadie nos puede dar “todo” lo que necesitamos. Una nos dará más amor que otra. Otra más paz, más diversión y entretenimiento, más placer.
O sea que no es sano hablar de una relación “muégano” Pegados todo el tiempo, juntos para todo. Es necesario también buscar nuestro “propio espacio”. Respetar nuestra individualidad y la del otro. Nadie puede pertenecernos, las personas no somos objetos de propiedad, estamos hechos para compartir, no para usarnos.
Cada vez vemos más parejas adultas durmiendo en camas separadas, cuartos separados, casas separadas. Hoy en día aumenta el número de divorcios. Esta situación del compartir con la pareja no es fácil. Imagínense decirle a la esposa: “…como todavía sigo muy lleno de ti, nos vemos hasta mañana”. Hay que aprender a convivir con la pareja, saber sus diferencias por género y darse cuenta de este vaciado y llenado de sus vasos.
Otros ejemplos pueden ser cuando tenemos mucha sed, el vaso que nos la va a quitar en mayor proporción será el primero, el segundo bajará, así hasta llegar a uno, que no sólo no nos cause placer, sino nos deje una sensación de desagrado. Esto nos lleva a buscar relaciones de calidad, en donde verdaderamente necesitemos a esa persona porque nuestro nivel está alto y el de ella también. No quiero decir con esto que la primera esposa es de calidad y las demás no, sino que es importante buscar nuestros momentos de calidad en ambos.
Pareciera ser que las parejas necesitamos ser iguales, o por lo menos parecidos para que funcionemos cordialmente. Ellas nos reclaman porque nos dicen más veces que nos aman y nosotros a veces, o casi siempre, utilizamos otros mecanismos para decir nuestras querencias. Otro ejemplo es cuando buscamos, en las relaciones sexuales, que nuestros orgasmos sean al mismo tiempo. No tiene que ser así, es más saludable el compartir nuestras diferencias y con ello enriquecemos la relación.
Observamos que es más fácil ser animal que ser humano, porque ellos traen un “chip” integrado a su conducta y forma de ser, hacen lo que tienen que hacer, nunca verán a un chimpancé creerse jirafa, por ejemplo, ni tampoco acudirán al psicólogo para resolver su situación. En cambio nosotros, a pesar de que también poseemos algún tipo de “chip”, somos extremadamente complicados, o más bien, nos hacemos más complicados.
Yo creo que a los seres humanos nos hace mucha falta contar con una guía, con una orientación o preparación para enfrentar nuestras diferentes etapas en la vida. Creemos que las cosas se dan en automático, que las vamos aprendiendo sobre la marcha, al “ahí se va”. No, los resultados serían muy diferentes si la gente estuviera más preparada, porque esta preparación nos da conciencia.
En fin, como ustedes ven, esto del vaso vacío o lleno es un tema interesante que nos puede ayudar en nuestra relación a comprender nuestras diferencias, por hoy es todo, hasta la próxima.
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